viernes, 30 de octubre de 2009

Gardners Falls y Kondalilla Falls

El martes me fui de excursión al campo con Nick y su hermana Tahlia.

A 40 minutos de casa (1 hora de la costa), hacia el oeste están las montañas.


La primera parada fue para ver las Glasshouse Mountains, que están cerca de Landsborough. Pero antes de encontrar el camino nos perdimos y estuviemos subiendo y bajando cuestas con el coche por unas carreteras estrechas, sin quitamiedos ni línea central.

Gardners Falls no se muy bien donde están, porque nos perdimos de nuevo. Es un sitio donde van muchos chavales a pasar el día, pero el martes estaba todo solitario.
Después fuimos en dirección Maleny hasta Montville, que es una calle solamente de casitas bonitas y muchas tiendas de artesanía. Desde la carretera se ve el lago Baroon, es una vista preciosa, pero no paramos porque no encontramos el mirador.


Kondalilla Falls es una selva. Parece que donde quiera que haya agua en Australia crece la vegetación de la forma más salvaje que puede. Nos bañamos y exploramos escalando por las rocas un rato, y después nos fuimos a andar por los senderos.



Esta foto se titula "the funniest picture ever!" Es de una rana que se parecía a mí.

Me llevaron hasta Bárbol. Es un árbol inmenso hueco por dentro. Creemos que está formado por plantas escaladoras que crecieron hace años alrededor de un árbol, y al engordar el tronco y endurecerse lo mataron.

A las 3 de la tarde más o menos nos dimos la vuelta para volver al coche ¡y de repente empezó a llover! A nosotros nos dio igual, porque íbamos en bañador y toalla, pero varios turistas que dejamos atrás acababan de empezar el sendero, no sabemos qué fue de ellos.
Paramos a merendar en Landsborough unos pasteles que se llaman Caramel Pie, más empalagosos...
Fue una excursión muy bonita.

La ciudad

Brisbane es la capital de Queensland, y es la única ciudad a la que he ido hasta ahora; donde las calles son calles y los peatones llevan zapatos.

Este es el Museo de Brisbane.

Este es el Casino. El río está justo a la derecha, que no se ve, claro está. Me asomé a la puerta pero un portero me miró con mala cara...

Comparado con el resto de poblaciones de Sunshine Coast, es un sitio muy estresante, y el tráfico es horrible. Tiene aproximadamente dos millones de habitantes, y ¾ partes de los estudiantes universitarios son asiáticos. El paisaje lo forman gigantes edificios de oficinas, situados a la orilla del río, que reflejan, de vez en cuando iglesias pequeñitas de piedra.



Brisbane no tiene playa, pero tiene una piscina con arena falsa en uno de los paseos, en South Bank. Es un lugar pintoresco. La piscina está en mitad del parque, literalmente, sin vallas ni nada; y se llena de gente los fines de semana.
Cuando fui a visitar Brisbane por primera vez con Julia el día 23 de agosto, después de andarnos todo South Bank, fuimos a Botanic Gardens, que es otro parque con muchos árboles, pero no es un jardín botánico verdadero.

Otro parque bonito es Roma Street Parkland, en la foto. Buena parte del parque es cuesta y tiene una pequeña cascadita y puentes de madera entre los árboles. Por lo visto ese día se celebraba el cumpleaños de Krishna (como supe después), pero no visitamos ninguna de las carpas que había porque eran las 2 de la tarde y hacía un calor de muerte. En vez de eso fuimos a tomarnos unas cervezas a Fortitude Valley, donde está el barrio chino (que no es gran cosa). Dormimos en casa de Ben, un amigo de Julia, que vive en el campus de Griffith University, a media horita en las afueras.

Esta es una foto desde un barco en el río. Este barco forma parte del transporte público de la ciudad.

Brisbane está completamente rodeado de barrios residenciales donde las calles son como aquí. No se puede ir a ninguna parte sin un coche. De vez en cuando entre las casas hay un núcleo de tiendas, comida rápida, gasolinera y taller de coches, lo imprescindible para los ciudadanos y me parece una zona inhóspita. Muchos de estos barrios, sin embargo, son antiguos, y las casas son las tradicionales de Queensland. Estas casas están construidas en madera sobre pilares, de forma que el aire que circula por debajo las mantiene frescas.




martes, 20 de octubre de 2009

Primavera... ¡primavera!

nana nanana, nana na nana,
nana nanana na nana na nanaaaaaaaaaaaaa

Antes de ayer tuvimos otra tormenta salvaje. Ya se nota la nueva estación. Ahora el tiempo hace lo que le da la gana.

Después de volver del viaje, hace más de un mes, comencé la rutina de nuevo. Me he acomodado, y creo que los demás estudiantes también. Me he vuelto una vaga. Si recapitulo lo que normalmente hago todos los días se puede resumir en comer, dormir, asistir a clase un par de horitas, trabajar otro par de horitas, pasear y sentarse en la terraza a charlar o en el sofá a ver alguna película. Bueno, eso no es un resumen, es realmente lo único que hago, con pelos y señales. ¡Ah! Y de vez en cuando voy a casa de Nick a tocar el piano.

Ya no me esfuerzo en entender inglés como antes, normalmente me entra todo solo por los oídos, y cuando no entiendo algo, yo contesto lo que se me ocurre, por si cuela. O sonrío, como comodín.
También me he dado cuenta de que se me escapan de nuevo palabras en español, porque no presto atención a que tengo que hablar en inglés.
El objetivo de pensar en inglés, entonces, está cumplido. Sin embargo me siento un poco decepcionada conmigo misma, porque aún no logro hablar fluido, mi vocabulario no aumenta, y cada vez que conozco a alguien nuevo, me cuesta entender el acento, como el primer día. Supongo que es el efecto que tiene volverse vaga.
Por cierto, el español hablado lo he olvidado por completo.

Pongo unas fotos del sábado, que fuimos al bosque de Buderim, aquí al lado.




Aquí nos sentamos a merendar dulces, sobre las rocas. Un poco más abajo está la cascada, y una pequeña piscina natural donde la gente se baña.

jueves, 15 de octubre de 2009

The Top End: Dia 6

Bueno, ya va siendo hora de que acabe el resumen del viaje al Territorio Norte, que me coge el toro.
El sexto día era domingo y estaba todo cerrado. Desde por la mañana temprano, Sven, Manuela y yo nos fuimos a andar por Darwin. Manuela es de Viena, aunque tenga un nombre español. Me la encontré perdida por el albergue, la recogí, la invité a desayunar conmigo y me la llevé a andar.
Primero fuimos a ver el jardín botánico, que estaba un poco abandonado. Solo tiene árboles y una cascada feucha. Qué lástima tener una ciudad con el nombre de un naturalista, y que el jardín botánico no sea muy bueno. Aprendí que Darwin no es un homenaje a Darwin. De todas formas, es agradable pasear bajo la sombra de los árboles.


Después nos fuimos a comer a un restaurante griego en el puerto marítimo. Nos lo merecíamos, por la pechá de andar.
Por la noche (aquí se dice noche a partir de las 4.30) fuimos al mercadillo que ponen en Mindil Beach. Los jueves es más grande, pero la versión de los domingos no está nada mal. Es una tradición subir a la playa a ver la puesta de sol. Se llena todo de puestos de comida de Asia y de puestos de artesanía. También hay música en directo.
Nos compramos cada uno un batido de frutas tropicales y esperamos sentados a que el sol se fuera.

Manuela había ido al mismo tour que yo, y había cogido un buen puñado de tickets de comida gratis para el mismo sitio al que fui cuando volvimos de Kakadu; así que pudimos cenar los tres sin pagar nada, dos platos cada uno.

Recogí mis cosas y me fui al aeropuerto, a esperar al avión, que salía a las 6 de la mañana. Desde el aeropuerto de Brisbane hay que coger un tren hasta la ciudad, otro tren hasta Caboolture, un autobús hasta Landsborough y otro autobús hasta Sunshine Coast University.
Llegué a casa el lunes 14 de septiembre, hartita de viajar y con ganas de no hacer absolutamente nada.

viernes, 9 de octubre de 2009

The Top End: Dia 5

Llegué reventada del tour, pero aún me quedaban ganas de más. Por eso me fui a la aventura, improvisando, a Katherine. Lo único que tenía preparado era el billete de autobús de Greyhound. El Greyhound es el único autobús que te puede llevar a los sitios desde Darwin, y salen dos al día. Va hasta Alice Springs, y a varios sitios más. El transporte no está muy bien preparado, pero teniendo en cuenta lo poco poblado que está el Territorio Norte, poner más medios quizás sería un gasto de dinero.
Tardé aproximadamente 3 horas en llegar a Katherine, a eso de las 10 de la mañana. La primera impresión fue llegar a un pueblo abandonado, con un calor de muerte, un hambre de muerte y una sed de muerte. Katherine es una calle con edificios de una planta alrededor, que son algunas tiendas de cosas, estación de autobús, correos, gasolinera, taller de coches, oficina de turismo y poco más. Tiene una alta población aborígen, que en su gran mayoría son bastante pobres. Viajan en el Greyhound de Katherine a Darwin para ver a la familia y vicecersa, con enormes bolsas de cosas, y niños de la mano.

Me compré una "meat pie" que estaba malísima y me fui a Nitmiluk National Park en el único minibús que te lleva 2 veces al día.
Ese día en Nitmiluk celebraban el 20 aniversario de la entrega del parque a los propietarios originales aborígenes, así que había muchos hippies y aborígenes con instrumentos por allí.
Me alquilé una canoa de una persona y me fui a remar por la garganta (Katherine Gorge). Sólo la primera parte y la segunda son "remables", a las otras 11 se puede acceder sólo en barco.
La canoa estaba mal construida y nada más que hacía girar sobre sí misma , conmigo dentro. Tardé una hora en llegar a la mitad de la primera garganta, estaba agotada y hambrienta, así que aparqué en una de las calitas de arena y me comí el almuerzo. En teoría puedes bañarte durante todo el recorrido, hay cocodrilos de agua dulce, de los que no comen personas. Yo pensaba darme un chapuzón, pero justo a tiempo me avisaron que ¡había aparcado en una de las zonas donde los cocodrilos anidan! No he corrido más en toda mi vida. Recogí todo como pude y me fui dando tumbos con la maldita canoa de vuelta al embarcadero.
Mientras recogía la fianza de la canoa me encontré a dos mujeres de Darwin que me había estado dando ánimos desde su canoa al ver mi cara de agobio. Me invitaron a helado y me llevaron gratis a Katherine en su coche, a tiempo para coger mi autobús de vuelta a Darwin.


Este día fue el día de iniciación como mochilera auténtica. En verdad dependía de alguna buena persona australiana para volver a Katherine en coche desde el parque nacional, porque el bus que llegaba de vuelta a Katherine habría llegado con el tiempo en el culo. ¡Arriesgarse es lo que hay que hacer, hombre!

jueves, 8 de octubre de 2009

The Top End: Dia 4

El último dia del tour lo pasamos en Litchfield National Park, más cerca de Darwin que Kakadu. Lietchfield National Park es más pequeño, con más agua y con más vegetación.

A alguna gente les gustó éste más que Kakadu, pero a mí me gustaron ambos. En Kakadu puedes sentir la inmensidad del mundo. Realmente Kakadu no es nada comparado con el mundo entero, y quizás la sensación de grandeza sea mucho mayor en otro lugar; pero para mí, ver tanta tierra, tantísimos árboles, tanto espacio sin tocar por las personas... es realmente emocionante. El ambiente es tan extremo, que vivir como vivimos ahora no tiene sentido allí arriba, te dan ganas de quitarte la maldita ropa y los malditos zapatos y echar a correr entre los eucaliptos, pringarte las manos de tierra y darte un chapuzón en alguna parte. Por eso es la parte menos poblada de Australia, y por eso, aunque Darwin fue uno de los primero sitios por descubrir por los europeos, nadie le echó cuenta.
Litchfield, sin embargo, tiene un conjunto de cascadas muy bonitas (libres de cocodrilos). Fuimos a ver 3 de ellas. Antes de las cascadas paramos a ver los nidos de termitas, en Batchelor.

Las "termitas catedral" construyen el nido con forma de catedral, como su nombre indica. El nido está hecho de hierba masticada, tierra y excremento. Estos termiteros resisten las lluvias torrenciales y los fuegos. Son sólidos como la roca, pero por dentro están huecos. Las termitas los construyen de forma que regulan la temperatura del interior, por el flujo del aire.
Los otros termiteros que vimos son los termiteros de las "termitas magnéticas". Estos termiteros son planos, como lápidas, y muy estrechos. Se llaman "magnéticas" porque los termiteros están en disposición norte-sur, como las brújulas. De esta forma el sol calienta el lado este y lado oeste, pero nunca calienta el termitero en la hora más calurosa, cuando está más alto, pues no hay superficie para ello. Una forma curiosa de regular la temperatura también.
Hay también otro tipo de termitas que vive en el suelo y construyen pequeños montículos al pie de los árboles. Se van comiendo el árbol por dentro, hasta fabricar un didjeridoo. Cuando en el suelo hace demasiado calor, fabrican el nido en las ramas.

La primera cascada que visitamos es Florence Falls. (En realidad son dos). Este parque es muy popular, y es lugar de los domingos de la gente de Darwin, así que estaba bastante llena.
La siguiente visita la hicimos las mujeres andando (los hombres se fueron en el 4x4) por entre los árboles, como verdaderas aventureras, por un camino que apenas se veía, no estaba muy marcado. Buley Rockhole es un conjunto de piscinas naturales, como en La Vera (Cáceres), conectadas por cascaditas por las que puedes resbalar. Intenté escalar río arriba hasta el principio, pero es muy largo, y tampoco teníamos mucho tiempo.

La última cascada fue Wangi Falls. En la estación húmeda la cierran, porque la fuerza del agua es tremenda y varias personas han muerto. Este lugar era como un Spa: había arriba en la roca un agujero en el caben 3 personas, con agua caliente, que venía desde una piscina más grande a la que no se podía subir; y a su derecha caía un chorro de agua fría. La otra cascada es más corriente. El lugar es muy bonito y muy verde, la piscina está rodeada de pandanus y de unos árboles inmensos llenos de murciélagos durmiendo la siesta.
Alrededor de las cascadas hay mesas de picnic y barbacoas, y fue donde comimos el último almuerzo.
Cené de gratis en Darwin, con dos de las chicas, en un lugar para el que teníamos unos tickets que el guía del tour nos dio.
Los dibujos son a partir de mi memoria, pero espero que sean suficiente para tener una idea.

The Top End: Dia 3



El segundo día en el parque fuimos a ver cascadas, Twin Falls y Jim Jim Falls. Después de pasar una noche de migraña, me levanté a las 6.30 de la mañana, desayunamos, preparamos los sandwiches y nos fuimos.

El camino fue bastante duro, pasamos aproximadamente dos horas conduciendo en terreno arenoso, entre árboles esmirriados y baches, atravesando ríos con posibles cocodrilos y zonas donde incluso los 4x4 se pueden quedar atrapados. Durante la época húmeda normalmente no se puede conducir, se convierte todo en un pantano.

Para llegar a Twin Falls hay que montarse en un barquito y atravesar una pequeña laguna, con cocodrilos, por supuesto. Aquí hay cocodrilos en todas partes. Esta zona del parque está rodeada por acantilados de arenisca, que se va erosionando a 1 mm/año. (1m/1000 años)


Twin Falls son dos cascadas gemelas. Ahora el agua cae lentamente y forma una charca, pero en la época de lluvias cae tal cantidad de agua que la playa desaparece, y muy posiblemente el camino que hay que andar hasta llegar allí también.

La siguiente cascada es la mejor cascada del mundo, a mi parecer. Para llegar a Jim Jim Falls no hay barco, hay que repechar por rocas durante 1km, ¡como me gusta a mí!. "Jim" en aborígen significa Pandanus, es un árbol que parece una palmera, no muy grande; "Jim Jim" entonces significa "muchos Pandanus". Hoy el cielo estaba raso y el calor era agobiante, pero Jim Jim merece la pena.

Siento no poder enseñar fotos a partir de aquí, la batería de la cámara se agotó, pero he hecho un par de esquemas para acordarme luego, porque la batería de mi memoria tampoco anda muy buena... Los manchurrones son personas, yo soy la que se hace la muerta en el medio del agua.


Jim Jim es espectacular. También estaba seca, pero creo que es mejor así. En esta laguna sí está permitido bañarse porque los guardabosques cada año buscan cocodrilos, los capturan y los llevan a otro lugar. Y es obligatorio bañarse, en parte por el calor y en parte por la experiencia. Es casi circular, y está rodeada casi al completo por las paredes del acantilado. El agua es negra, y da bastante miedo, está completamente quieta y no se oye nada. Yo no se cuanto tiempo me pasé en el agua, quizás una hora. Estuve nadando casi todo el perímetro y escalando algunas rocas con los canadienses y Tony el inglés.
Nos comimos los sandwiches y nos fuimos de vuelta a otro campamento. La mitad de los compañeros nos abandonaron, porque ellos solo habían contratado el tour de dos días.
Esa tarde cenamos una auténtica barbacoa de carne de canguro y salchichas de búfalo, y toda la comida que nos quedaba la convertimos en ensaladas. Por la noche no pude dormir en condiciones porque se oían pisadas todo el rato: resulta que eran wallabies, que salen a comer y se recogen al amanecer.