jueves, 31 de diciembre de 2009

El viaje de vuelta

Resumen de mis pensamientos y reflexiones finales

Domingo 27 de diciembre, 2009

Ya he vuelto de mi Australia y estoy en Miajadas para pasar las Navidades con mi familia. Volví el dia 24, pero cogí el avión el 23 a la hora de comer.

Estuve llorando todo el camino, que fue un dia entero. Cuando paré en Singapur, antes del vuelo de 13 horas, fue el peor momento. Me sentía partida por la mitad, con una parte en Australia en casa de Nick, y la otra parte en España pensando en mis padres y mi hermana. Es una sensación muy fea, el no estar en ninguna parte y querer estar en ambas a la vez, completamente sola en un aeropuerto lleno de extranjeros.

Este ha sido el mejor verano de mi vida, además porque ha sido el más largo de todos, jajaja. Pero justo ahora que he vuelto y vuelvo a mirar gente conocida y sitios familiares que han estado conmigo toda mi vida, parece que Australia fue un sueño. Intento recordar los últimos momentos, pero me parecen una película, y no me despiertan nada en mi interior. Miro las fotos todos los días, pero no consigo transportarme de nuevo allí, es como si las fotos fueran de otra persona. Y eso me pone muy triste.

Porque yo no quiero olvidar nada, y sobre todo no quiero olvidar lo feliz que he sido, y quiero estar igual de feliz por todo lo que he vivido.

Ahora que está todo en español de nuevo, parece falso todo lo que he pensado, escuchado y dicho en inglés. Necesito hablar en inglés de nuevo con la gente de allí para saber que todo fue verdad. Pero lo que más me ayudaría sería poder tocarla.


Antes de irme tenía ganas de empezar de nuevo otro tipo de vida, porque estaba cansada de todo esto que conozco y de la gente. Cuando llegué estuve echando de menos todos los pequeños detalles cotidianos, e incluso las nimiedades que me cabreaban. Estuve en contacto con mi gente de España, y notaba que el tiempo pasaba, que la vida seguía para todos, para mí allí y para ellos aquí. Pasados unas semanas comencé a adaptarme y aprendí a no acordarme de España. Hice el esfuerzo por no querer saber lo que pasaba en casa, para poder dedicarme a mí misma completamente en Australia y disfrutar al máximo. (Al fin y al cabo estaba viviendo en Australia, mi vida no continuaba en España, se había trasladado conmigo). Cuando pasaron suficientes meses y la fecha de vuelta se acercaba, comencé a echar de menos mi país con sus costumbres y su gente, mi familia y mis amigos y empecé a hablar de todo eso de nuevo. Pero cuando la fecha del vuelo se hizo inminente, dolía pensar en que iba a volver. Duele pensar que quizás no vuelva a ver nada de Australia, aunque me convenza de que tengo que volver, aunque sea para visitar lo que no me ha dado tiempo.

Ahora que he vuelto, parece que el tiempo no ha pasado, parece que he estado durmiendo una semana, y todo sigue igual aunque un poco más avanzado en el tiempo. (cortes de pelo, asignaturas nuevas…). Y por eso parece que los 5 meses y pico de Australia han sido completamente un sueño.
Y quiero llorar pero aún no puedo, porque aún así estoy contenta de ver a mis padres y a mi hermana.

Quiero pedir perdón por no haber mandado correos a menudo. Prefiero contar las cosas en persona

Vacaciones en casa

Volví a la casa de la familia de Nick y me quedé allí hasta el último día.

Me despedí de Julia el viernes 18 y de Mim y Cyrielle el 21. Parece mentira que las Navidades estuvieran tan cerca. El árbol estaba puesto, y los regalos bajo él también, pero el calor era insoportable, y no pegaba nada.


El 23 de diciembre me llevaron al aeropuerto internacional de Brisbane y lloré.
See you, Australia.

The Big Trip: Melbourne, 6 días

Estuvimos en Melbourne (capital del Estado de Victoria) dos días antes de la excursión y 4 días después, a partir del 11 de diciembre.

Nos quedamos en King Street, en una habitación de 16 camas, y donde el vecino de debajo de mi litera tenía unos pies biopeligrosos. Las dos primeras noches tuvimos suerte, porque nos pusieron en un dormitorio de 4, y pagamos lo mismo que si hubiese sido el de 16.
Vimos el centro de Melbourne en un rato, corriendo detrás de Julia que iba buscando urgentemente una tienda. Los siguientes días vimos South Bank, Parklands, un trocito sólo del jardín botánico (porque son iguales en todas las ciudades que vimos), el río, la plaza Federation Square, y nos montamos en el tranvía turístico. Hicimos una excursión de un día entero, al Museo de Melbourne y un dia cenamos en los puestos de Victoria Markets. También fuimos al barrio Saint Kilda, que es más hippy, está lleno de gente extraña y de pastelerías.
En Melbourne hay muchos restaurantes y bares con comidas de todas partes de Europa y de Asia. Hay una gran población griega e italiana allí.

A la pregunta "¿Qué prefieres, Melbourne o Sydney?" respondo "Sydney". Sydney es más limpia, más grande, más elegante, con más agua alrededor y parece más entretenida.
Ambas capitales creo que se disfrutan más sólo si vives allí durante un tiempo, porque atracciones turísticas tienen pocas, a mi parecer.

En Melbourne estábamos ya cansadas de viajar, de vivir en una maleta, de estar fuera de casa… Julia y Hannah hablaban en alemán entre ellas cada vez más, Cyrielle hacía fotos de nosotras en todo momento, y yo me acordaba de la pata de jamón que siempre hay en mi casa.
El día 15 despedimos a Hannah y nos fuimos las que quedamos al aeropuerto diminuto de Avalon.

The Big Trip: Adelaide, 3 días.

El día 6 de diciembre volamos a Adelaide (capital del Estado de South Australia), dejando a Ann por el camino.

Después del ajetreo de Sydney, Adelaide fue como parar en casa durante un fin de semana. Es muy silenciosa y tranquila. Los de Sydney dicen que en Adelaide se tarda hora y media en andar media hora. (Ya no me acuerdo del dicho exacto, pero esta es mi versión)
Apenas hicimos nada, aunque tampoco había mucho que hacer. Visitamos la playa en Glenelg, andamos por la ciudad para ver los edificios antiguos, que son muy bonitos, pasamos las tardes en cafeterías y fuimos a ver una película en el jardín botánico al aire libre.Tuvimos que coger un taxi para llegar, pero se creyó muy listo, e ignorando que en nuestro grupo iban dos alemanas intentó colarnos 30 dólares por un equívoco deliberado. Julia se cabreó y pagamos 5 dólares. Aún así el taxista paró donde no debía, y nos perdimos andando al intentar buscar el parque. Al final llegamos media hora más tarde pero la película no había empezado (la parsimonia de los Adelairdos).

El hostal (Hostel 109) parecía que había sido un hostal antiguo, era un edificio de techos y puertas altas, suelo de madera y ventanas de guillotina. Muy limpio y acogedor.Cyrielle descubrió el truco para probar las comidas de los demás huéspedes: quedarse mirando con todo el descaro la olla mientras uno hace como que cocina en la suya propia.

The Big Trip: Great Ocean Road, 2 días


Para hacer el tour Great Ocean Road, volamos a Melbourne el día 8 de diciembre, y el 10 nos vino a recoger el minibús.

Vimos Bells Beach y Apollo Bay, los 12 Apóstoles que son rocas de acantilados de arenisca y hace un frío que pela; el puente de Londres, que se rompió hace poco dejando dos turistas solos subidos en una roca sin poder cruzar; una selva jurásica y una reserva de koalas.

El segundo día fuimos a las montañas Grampians, también de arenisca, a la catarata McKenzie (que después de las de Kakadu no era nada, aunque las escaleras que hay que bajar y luego subir con un buen ejercicio), y a una bodega de vino. En el sur de Australia hay muchos campos de cultivo y dedicados al ganado de vacas y ovejas. El vino también es importante en Victoria y en South Australia.


The big Trip: Sydney, 5 días


El día 1 de Diciembre bajamos hasta Brisbane, donde cogí yo otro avión hasta Sydney, que es la capital de New South Wales, y es la ciudad más grande de Australia. Era verano, pero en Sydney hace frío como si fuera Dublín.

Nos quedamos (Julia, Hannah, Ann, Cyrielle y yo) en el hostal Base Backpackers, que está muy bien, aunque no es de los más baratos. Subimos a la Torre de Sydney, paseamos por Hyde Park y los jardines botánicos, fuimos a Darling Harbour y Circular Quay, al aquarium, y nos montamos en el Monorrail y en los Water Taxi.



Nos hicimos millones de fotos con el famoso puente y la famosa ópera, entramos en un museo de arte contemporáneo, y fuimos por la noche a los mercados de The Rocks, la zona antigua construida por los convictos. Salimos por la noche un día, pero era demasiado tarde y acabamos en un lugar pijo bebiendo cócteles carísimos.



Tras ver Sydney, odié Brisbane. En Sydney las calles también están llenas de edificios antiguos y muy modernos a la vez, pero el ambiente es mucho mejor. (Está claro, es la ciudad más improtante.) Es elegante y limpia, y tiene muchísima actividad a todas horas. En los puertos hay restaurantes y siempre hay personas comiendo. La multiculturalidad es enorme, y la cantidad de turistas también.

The Big Trip: Whitsundays, 5 días.

El día 25 de noviembre acabé los exámenes, recogí y limpié el cuarto, hice la maleta y al día siguiente por la mañana temprano me fui con Nick a Whitsunday Islands.


Llegamos desde Brisbane a Hamilton Island. Hay también vuelos a la costa, pero el aeropuerto (Proserpine) está lejos, y Airlie Beach, que es el pueblo de donde salen los barcos a las islas no tiene nada que ver, es un pueblo dormitorio. En el camino que nos llevó desde Hamilton a South Molle Island, donde nos quedamos, vimos una tortuga marina enorme. Son muy difíciles de ver, porque sólo suben a la superficie para respirar durante unos segundos y después desaparecen en el fondo. El complejo turístico donde nos quedamos estaba casi vacío, lo teníamos para nosotros solos. Eran bungalows rodeados de mucha vegetación, como una selva, y a la orilla de la playa. Teníamos una serpiente viviendo en los arbustos y un nido de hormigas verdes a la puerta de casa. (De las que les chupas el abdomen y sabe a pica pica.)


Las playas allí no son como en Sunshine Coast, son estrechas y poco profundas, de rocas y esqueletos de coral. Sólo hay algunas playas de arena, pero supongo que están en las islas privadas y las islas para ricos. La playa de arena más famosa es Whithaven Beach, que está hecha de sílice casi al 100%, y es de la que está hecho el telescopio Hubble. Al día siguiente fuimos a explorar la que posteriormente supimos que era Middle Molle Island, trepando por rocas llenas de caracolillas diminutas que se clavan en los pies. Al llegar a la arena no fue mucho mejor, porque el coral pincha bastante. Tuvimos que volvernos pronto, porque el camino que une South Molle con Middle Molle se cubre cuando sube la marea.



Los demás días seguimos explorando casi todos los demás senderos, que te llevan por la isla entera. Sandy Beach me pareció decepcionante en cuanto llegamos: también tiene esqueletos de corales por todas partes, y no te puedes bañar en condiciones porque el agua no es profunda y los corales son grandes. De todas formas, cuando sube la marea es más fácil bañarse, y merece la pena. El paisaje es precioso, y la sensación de soledad total da un poquito de susto.Digo sensación nada más porque de vez en cuando parejas o grupitos de turistas aparecía en las playas montados en lanchas y veleros de alquiler, que venían desde las islas de alrededor.



El domingo hicimos una excursión de un día con un grupo de gente a Whitheaven Beach. Paramos también para hacer snorkel un rato y ver los corales vivos.


El sitio para hacer snorkel no era espectacular, los corales estaban esparcidos entre las algas muy separados. Pero la gente descubrió un montículo enorme, lleno de corales desde el fondo hasta arriba, a menos de un metro de la superficie. Estaba repleto de corales naranjas y amarillos, almejas gigantes del tamaño de dos cabezas, y bancos de peces pequeños brillantes azules y lilas. Había también algún pez aguja, y anémonas. El tiempo que estuvimos allí me pareció ridículo, a mí que me gusta observar cada mínimo detalle y estuve nadando alrededor y por la superficie del montículo, y bajando a lo oscuro hasta que me dolieron los oídos.