El día 1 de Diciembre bajamos hasta Brisbane, donde cogí yo otro avión hasta Sydney, que es la capital de New South Wales, y es la ciudad más grande de Australia. Era verano, pero en Sydney hace frío como si fuera Dublín.
Tras ver Sydney, odié Brisbane. En Sydney las calles también están llenas de edificios antiguos y muy modernos a la vez, pero el ambiente es mucho mejor. (Está claro, es la ciudad más improtante.) Es elegante y limpia, y tiene muchísima actividad a todas horas. En los puertos hay restaurantes y siempre hay personas comiendo. La multiculturalidad es enorme, y la cantidad de turistas también.

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